Terrorismo en Gran Bretaña

   Londres revivió la pesadilla del terrorismo islamista con el asesinato de un soldado en Woolwich, un barrio del sudeste de la capital inglesa. El ataque, cometido por dos jóvenes a machetazos, no tiene la dimensión del que sacudió al país y medio mundo el 7 de julio de 2005, cuando cuatro suicidas detonaron sus explosivos en el sistema de transporte público londinense, matando a 52 viajeros y a ellos mismos.
   Las palabras de uno de los asesinos, grabadas por un paseante, avivaron el sentimiento de que es un acto terrorista. Se trataba de un hombre de unos veinte años, de raza negra, vestido con ropa corriente y sin apariencia externa musulmana, con las manos ensangrentadas y sujetando en las manos lo que parece un machete o un cuchillo de carnicero.
   El asesino gritaba: “Juramos por el Todopoderoso Alá que nunca dejaremos de combatiros. Las únicas razones por las que hemos hecho esto es porque los musulmanes están muriendo cada día. Este soldado británico no es más que ojo por ojo, diente por diente. Pedimos perdón porque las mujeres hayan tenido que ver esto hoy pero en nuestra tierra nuestras mujeres tienen que ver lo mismo. Vuestra gente nunca estará segura. Echad a vuestro Gobierno. No les preocupamos nada”.
   Según informa la BBC uno de los atacantes podría ser de origen nigeriano.
   El primer ministro, David Cameron, ofreció una breve conferencia de prensa en la que vino a confirmar el carácter terrorista del incidente. “Siempre ganaremos”, declaró en referencia al terrorismo. “Hemos sufrido estos ataques antes. Siempre hemos contestado mostrando el indomable espíritu británico”, añadió.
   Y es que desde 1980, Londres ha sufrido seis importantes ataques terroristas: el primero fue un avión que explotó acausa de unos explosivos, colocados por un agente de la inteligencia libanesa, uno iraní en su embajada en Londres, tres de los republicanos irlandeses entre 1990 y 1996 y, por último, en 2005, los atentados del 7 y el 25 de julio, y siempre los ha intentado resolver por vías pacíficas y eficaces, contando con el apoyo de otros países como Nueva Zelanda, Rusia, Canadá o EE.UU., entre otros.