viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo Día de la Mujer

                                        
   La desigualdad entre hombres y mujeres ha sido siempre algo bastante comentado y que solíamos relacionar con los países menos desarrollados. Pero, ¿realmente es necesario irse tan lejos? No, lamentablemente España es un país en el que hay todavía mucha desigualdad.
   Estadísticas del año 2005 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) situó a España como a uno de los países con mayor desigualdad entre hombres y mujeres. Se encontraba en el puesto 22 de las 30 naciones que integraban la organización y el quinto peor por delante de Malta, Italia, Grecia y Austria en el trabajo. Un resultado pésimo para nuestro país.
   Actualmente la diferencia en este ámbito sigue apareciendo, las mujeres ganan un 22.55% menos de media al año que los hombres o lo que es lo mismo 5744 euros. Una desigualdad que se da fundamentalmente en el sector privado y se debe a que los hombres reciben más complementos salariales. Las mujeres para alcanzar el mismo salario que los hombres deberían trabajar alrededor de 82 días más. El Gobierno ha intentado tomar medidas, por ejemplo, Zapatero creó el Ministerio de Igualdad.
   La desigualdad se ve también al observar los numerosos altos cargos masculinos de las empresas del Ibex 35 frente al pequeño grupo de féminas. La diferencia es bastante impactante, tan solo 54 mujeres, frente a la cantidad de 448 hombres, forman parte de dichos altos cargos. A la hora de buscar nuevos dirigentes o empleados se les pide experiencia previa, mientras que las mujeres al no tener esa experiencia, al no poder  trabajar anteriormente, se ven incapacitadas para realizarse en esos empleos. En estas situaciones no se que pensar, ¿lo harán sin darse cuenta o es que aun predomina la idea machista de que las mujeres no deben trabajar? Porque aunque no lo queramos ver estamos viviendo en una sociedad en la que todavia muchas personas opinan que no deberíamos trabajar o que inculcan a sus hijos que las mujeres deben dedicarse al hogar simplemente.Esos niños llegan al colegio diciendo ese tipo de comentarios en broma, la pregunta es, ¿hasta que punto es una broma? Puede serlo para esos niños que en ese momento no saben lo que eso significa pero, ¿y más adelante? Al crecer con esas ideas que los padres les han inculcado tan machistas es muy probable, por no decir casi seguro, que esas personas que empezaron con una chiquillada continuen con esa ideología y si seguimos así... ¡A saber que significaremos las mujeres en esta sociedad al cabo de un tiempo!
   Se supone que tenemos que avanzar pero yo no se donde está el progreso. En cualquier cifra que miras puedes observar la irregularidad, la diferencia desorbitada que existe y a esto no se le puede llamar progreso. No podemos llamar igualdad a que los hombres cobren alrededor de 970 euros de media frente a los 600 euros de las pensionistas o a que ellas obtengan un 22% menos que ellos en sus sueldos, porque eso, está claro que no es un equilibrio entre ambos sexos.
   Creo que ya es hora de abrir los ojos y darnos cuenta de lo que pasa en nuestro entorno, que aun hay muchas cosas que cambiar y estamos a tiempo antes de que vaya a más, pero no podemos retrasarlo, pensar que otros lo harán porque de ese modo jamás lograremos nada y la igualdad es importante.
   Ainoa Aguado Fernández

jueves, 7 de marzo de 2013

8 de marzo antecedentes



   El primer Día Internacional de la Mujer tuvo lugar el 19 de marzo de 1911. Un año antes durante la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague se aprobó por unanimidad establecer ese día como efeméride para luchar por la causa de la mujer. En esa fecha se exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral... 102 años después alguna de aquellas reivindicaciones siguen vigentes hoy en día.

   Pero, ¿desde cuándo se celebra el 8 de marzo? Hay controversia al respecto, pero la hipótesis que más fuerza cobra es la tragedia que sucedió el 8 de marzo de 1857 en Nueva York. Ocurrió que las mujeres de una fábrica se unieron para protestar para reivindicar mejoras en sus condiciones laborales. En ese momento el dueño de la compañía las encerró y prendió fuego a la empresa provocando la muerte de 129 trabajadoras.

 Por otro lado, el 8 de marzo de 1917 en Rusia se amotinaron las mujeres, dando comienzo a la Revolución Rusa, a la consiguiente caída del Zar y la formación del gobierno provisional que concedió el derecho al voto a la mujer.

   En 1909 se celebró por primera vez en los EEUU el día de la mujer trabajadora respondiendo a una declaración del Socialist Party of America. Este día, 8 de marzo, fue propuesto en 1910 como día internacional de la mujer trabajadora durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Dinamarca. En 1911, al año siguiente y en respuesta a este decreto, más de un millón de mujeres y hombres europeos participaron en manifestaciones por demandas de igualdad para la mujer.

   En diciembre de 1977 la ONU declaró el 8 de marzo como día "Día Internacional de la Mujer".

   El color que representa los esfuerzos de las mujeres en sus reivindicaciones es el lila.

   Una autora asturiana, Ana Isabel Álvarez realizó una investigación (Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer, 1910-1945. KRK Ediciones, Oviedo) sobre el origen del 8 de marzo, en la que pone en cuestión la vinculación del incendio de la fábrica, suceso de gran transcendencia en la historia de Estados Unidos, y el origen del Día Internacional  de la Mujer.

                                                                                 

8 de marzo


Hoy, 8 de marzo, se celebra el día de la mujer y por eso en el blog nos hemos propuesto publicar un post cada uno acerca de la mujer en la sociedad y su discriminación por razones de género.
Yo he decidido hablar acerca un tema gravísimo, pero sobre el que creo que hay mucha niebla todavía, una niebla de desconocimiento y resistencia de la sociedad al cambio; la violencia de género. Casi todos los días vemos en el telediario la noticia de mujeres muertas a manos de su pareja o de su expareja, y estoy segura de que, si no la hemos sufrido o no la estamos sufriendo nosotras mismas, tenemos amigas o conocidas que sí lo han hecho o lo hacen en estos momentos, y esto es terrible.
Por azar del destino, el espermatozoide que se unió al óvulo de nuestra madre resultó tener un cromosoma X, y por eso y sólo por eso, las mujeres estamos condenadas en nuestra sociedad y en tantas otras a sufrir, en mayor o menor medida algún tipo de discriminación o menosprecio debido a nuestro género, algo que oprime a la mitad de la población forzándola a seguir unas normas totalmente injustas. Y esto se plasma de muchas maneras, siendo una de ellas la violencia machista.
 La violencia machista es una lacra para la sociedad y una pesadilla para quienes la sufren. Y a pesar de ser un problema tan obvio y tan extendido, sigue habiendo mucho desconocimiento sobre el tema. Resulta alarmante que la mayoría de las mujeres no sepan reconocer el maltrato, presentándose éste no solamente cómo violencia física, sino llevándose a cabo muy frecuentemente (especialmente en sus inicios) a base de insultos, humillaciones públicas, celos desmesurados... Pongamos un ejemplo; muchísimas chicas consideran romántica y producto del amor la llamada de tu pareja exigiéndote explicaciones de por qué estás hablando con otro, cuando no es más que  una muestra del control que él está tratando de ejercer sobre ti. Y esto, por grave que ya sea, pues atenta contra la libertad y la individualidad de la mujer afectada, va a más; desgraciadamente cuando una relación empieza así es muy raro que cambie y se arregle con el tiempo. La sociedad contribuye además justificando esta situación de muchas maneras; en multitud de ocasiones, las mujeres maltratadas se enfrentan a la soledad y el abandono, sin parar de escuchar por parte de las personas a quienes confían su problema argumentos del tipo: bueno, pero es que tuvo un mal día o, es normal, date cuenta de que estaba estresado, te quiere, seguro que se puso celoso, o mi marido era igual, pero hay que aguantar, el amor es el amor... Indudablemente una sociedad que discrimina a la mujer protegerá conductas que establezcan esta discriminación, produciéndose así en ésta una increíble resistencia al avance hacia una situación de igualdad, aunque sobre el papel se suponga que todos y todas somos iguales y tenemos los mismos derechos.
La crisis, un gobierno de derechas y una ridiculización del feminismo bastante acusada no ayudan con esto, el progreso hacia la igualdad se ha estancado, y las nuevas generaciones son tan machistas como las anteriores, si no más; el otro día en clase me escandalizaba al escuchar de boca de alguno de mis compañeros que esta sociedad lejos de ser machista, discriminaba un poco al hombre, lo que nos demuestra que Toni Cantó, por penoso que sea, no es el único aparentemente incapaz de ver el machismo que día a día nos afecta. Pero no podemos rendirnos, aún podemos cambiarlo, aún podemos cambiar el mundo y debemos luchar, por nuestros derechos, por nuestra libertad, por nuestra independencia, debemos educar a las juventudes para que sepan de dónde viene el feminismo y por qué es indispensable para una sociedad justa, para que todos y todas tengamos las mismas oportunidades, la misma consideración y el mismo respeto, debemos desterrar el machismo de nuestras vidas, porque mientras siga estando ahí, la mitad de la humanidad vivirá oprimida y eso no se debe permitir, porque mientras leías esto, en alguna parte del mundo hay una mujer sufriendo la paliza de su marido, y aguantando para levantarse mañana e intentar sobrevivir de nuevo en este mundo patriarcal que la tiene olvidada.



Munia Braña Fuentes