jueves, 7 de marzo de 2013

8 de marzo


Hoy, 8 de marzo, se celebra el día de la mujer y por eso en el blog nos hemos propuesto publicar un post cada uno acerca de la mujer en la sociedad y su discriminación por razones de género.
Yo he decidido hablar acerca un tema gravísimo, pero sobre el que creo que hay mucha niebla todavía, una niebla de desconocimiento y resistencia de la sociedad al cambio; la violencia de género. Casi todos los días vemos en el telediario la noticia de mujeres muertas a manos de su pareja o de su expareja, y estoy segura de que, si no la hemos sufrido o no la estamos sufriendo nosotras mismas, tenemos amigas o conocidas que sí lo han hecho o lo hacen en estos momentos, y esto es terrible.
Por azar del destino, el espermatozoide que se unió al óvulo de nuestra madre resultó tener un cromosoma X, y por eso y sólo por eso, las mujeres estamos condenadas en nuestra sociedad y en tantas otras a sufrir, en mayor o menor medida algún tipo de discriminación o menosprecio debido a nuestro género, algo que oprime a la mitad de la población forzándola a seguir unas normas totalmente injustas. Y esto se plasma de muchas maneras, siendo una de ellas la violencia machista.
 La violencia machista es una lacra para la sociedad y una pesadilla para quienes la sufren. Y a pesar de ser un problema tan obvio y tan extendido, sigue habiendo mucho desconocimiento sobre el tema. Resulta alarmante que la mayoría de las mujeres no sepan reconocer el maltrato, presentándose éste no solamente cómo violencia física, sino llevándose a cabo muy frecuentemente (especialmente en sus inicios) a base de insultos, humillaciones públicas, celos desmesurados... Pongamos un ejemplo; muchísimas chicas consideran romántica y producto del amor la llamada de tu pareja exigiéndote explicaciones de por qué estás hablando con otro, cuando no es más que  una muestra del control que él está tratando de ejercer sobre ti. Y esto, por grave que ya sea, pues atenta contra la libertad y la individualidad de la mujer afectada, va a más; desgraciadamente cuando una relación empieza así es muy raro que cambie y se arregle con el tiempo. La sociedad contribuye además justificando esta situación de muchas maneras; en multitud de ocasiones, las mujeres maltratadas se enfrentan a la soledad y el abandono, sin parar de escuchar por parte de las personas a quienes confían su problema argumentos del tipo: bueno, pero es que tuvo un mal día o, es normal, date cuenta de que estaba estresado, te quiere, seguro que se puso celoso, o mi marido era igual, pero hay que aguantar, el amor es el amor... Indudablemente una sociedad que discrimina a la mujer protegerá conductas que establezcan esta discriminación, produciéndose así en ésta una increíble resistencia al avance hacia una situación de igualdad, aunque sobre el papel se suponga que todos y todas somos iguales y tenemos los mismos derechos.
La crisis, un gobierno de derechas y una ridiculización del feminismo bastante acusada no ayudan con esto, el progreso hacia la igualdad se ha estancado, y las nuevas generaciones son tan machistas como las anteriores, si no más; el otro día en clase me escandalizaba al escuchar de boca de alguno de mis compañeros que esta sociedad lejos de ser machista, discriminaba un poco al hombre, lo que nos demuestra que Toni Cantó, por penoso que sea, no es el único aparentemente incapaz de ver el machismo que día a día nos afecta. Pero no podemos rendirnos, aún podemos cambiarlo, aún podemos cambiar el mundo y debemos luchar, por nuestros derechos, por nuestra libertad, por nuestra independencia, debemos educar a las juventudes para que sepan de dónde viene el feminismo y por qué es indispensable para una sociedad justa, para que todos y todas tengamos las mismas oportunidades, la misma consideración y el mismo respeto, debemos desterrar el machismo de nuestras vidas, porque mientras siga estando ahí, la mitad de la humanidad vivirá oprimida y eso no se debe permitir, porque mientras leías esto, en alguna parte del mundo hay una mujer sufriendo la paliza de su marido, y aguantando para levantarse mañana e intentar sobrevivir de nuevo en este mundo patriarcal que la tiene olvidada.



Munia Braña Fuentes


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